Toda la película es un hermoso cuento de hadas, cosa que queda clara desde el primer minuto, con la susurrante narración en off (Ian McKellen en el original), permitiendo que nos acomodemos en nuestro asiento igual que hacíamos hace no tantos años cuando nuestra madre comenzaba a leernos una historia antes de dormir. Y es que no falta de nada: Tenemos el príncipe, tenemos a la princesa, a los padres, a la bruja, al malvado bonachón, un reino, un trono vacante, un maquiavélico plan, una estrella con forma de mujer, piratas, amuletos, incluso un unicornio (ya queda menos para el Final Cut de Blade Runner).
Hacía bastante tiempo que no veía un unicornio en el cine.
Del reparto hay que destacar a Michelle Pfeiffer, que después de bastante tiempo logra una gran interpretación; quizás la mejor de todo el filme. Se nota que se lo pasó en grande haciendo de la malvada bruja Lamia y, además, nos regala un guiño morbosamente sensual cuando se mira en un espejo (vaya "veinte" años más bien llevados).
Michelle ha vuelto.
No puedo dejar de mencionar también a Claire Danes, que interpreta a Yvaine, la estrella caída y protagonista de la historia. Guapa, encantadora y sobre todo radiante, la joven tiene algunos de los mejores momentos de la película, valga como ejemplo la preciosa escena que protagoniza junto a un ratón dentro de un carromato.
Claire lleva ya unos años siendo una de mis actrices promesa.
Pero sin duda, lo que hace grande a la adaptación de la novela de Neil Gaiman es precisamente su falta total de pretensiones. Se trata de una obra preciosa, digna, lleno de ritmo y entretenimiento al mejor estilo de La princesa prometida, Lady Halcón y tantas otras pequeñas maravillas del fantástico. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que estamos ante un cuento de hadas puro y duro. Todo está cuidado al detalle (salvo un par de deslices en el montaje) para tratar al espectador, tanto infantil como adulto, con todo el respeto que se merece. Otro punto a favor de Stardust es que sus efectos especiales siempre están al servicio de la historia y en ningún momento solapan la trama (que para eso se inventaron, por mucho que a algunos se les olvide).
Una de las escenas finales del filme.
Por cierto, la banda sonora es sencillamente sublime. Ilan Eshkeri ha logrado algo que no lograba nadie desde John Williams en el 99: que piense en comprarme un CD original (todo un récord, lo sé). La ganadora desde ya en los Oscars del año que viene (y si no lo logra demostrará que en Hollywood están sordos).
Concluyendo, una pequeña gran joya del género fantástico que (servidor está seguro) con el paso del tiempo alcanzará el estatus de película de culto. Y es que necesitamos que se hagan más cintas como esta. Puede que no sea la mejor de todos los tiempos, pero cumple a la perfección su cometido recordándonos, durante muchos minutos, que el Séptimo Arte es una máquina de sueños... a pesar de qué en los últimos años parezca más un McDonald.
Tráiler original.
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