La cinta posee una gran riqueza, no sólo como documento histórico, si no también como una estupenda muestra de cómo dentro del sinsentido del Holocausto, todavía había gente, inteligente además, que ayudaba a las víctimas; logrando de este modo transmitir un mensaje esperanzador que todavía hoy (y esperemos que para siempre) perdura: "Quien salva una vida, salva el mundo entero".
La película estuvo nominada a 12 Oscar de los que logró 7.
Por supuesto, todo esto se ve apoyado en las soberbias actuaciones de Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes, amén de la excelente fotografia obra de Janusz Kaminski (una de las mejores que se ha visto en el cine), y tambien en la sublime banda sonora de John Williams.
En conclusión, estamos ante una de esas obras por las que el cine puede denominarse Arte. Imprescindible e indispensable para todo cinéfilo que se precie de serlo.
Artículo aparecido por primera vez en Sin pasar por taquilla. Autor original: yo mismo.
Etiquetas: Críticas cinematográficas