ARGUMENTO
La acción se sitúa en Kuala Lumpur (para los que no estén muy puestos en eso de la geografía diré que es la capital de Malasia :P) urbe en la que trabaja desde hace algún tiempo un misterioso matón a sueldo, de origen japonés, conocido por el nombre de Mayo, un hombre que profesa un gran desprecio por sí mismo y que sólamente cobra cinco dólares por sus “servicios” de asesino.
Un día, Mayo, recibe lo que parece ser otro encargo más: matar a una mujer (ya de por sí fatalmente enferma la pobre ^^U), que vive en uno de los peores barrios de la ciudad junto con su hija, Shion, una prostituta de apenas doce años. Pero Mayo no llegará a matar a la desdichada mujer, ya que cuando está a punto de apretar el gatillo entra en escena Shion, la cual le suplica que no acabe con la vida de su madre ofreciéndole a cambio su virginidad. Tal hecho, consigue conmover al frío asesino que acaba finalmente por liquidar al mafioso que le había encomendado el anterior trabajo, eso si, previo pago de diez dólares por parte de Shion (a eso llamo yo obtener beneficios ;D). A raíz de esto, los acontecimientos comienzan a precipitarse: la madre de Shion muere finalmente a causa de la enfermedad que venía arrastrando y la pequeña prostituta acabará finalmente por irse a vivir junto al hombre que rehusó tomar su flor. Y como guinda para toda esta situación, Mayo recibe un serio aviso, o mata a Shion o el grupo mafioso al que pertenecía su última víctima irá contra él... ¿Cuál será la decisión que tome nuestro protagonista?. ¿Saldrán a la luz las sombras de su pasado en Japón?... las respuestas os esperan en vuestra librería más cercana.
EL DIBUJANTE
Ryoichi Ikegami, nació en Fukui en el año 1944. A los diecisiete años inició su carrera con una historia corta llamada Mayako, desde entonces muchos han sido sus trabajos, pero sin duda los más conocidos para el respetable español son: Santuario, Mai, la chica con poderes y Crying Freeman, todas ellas publicadas inicialmente en España de la mano de Planeta. Dibujante hiperrealista donde los haya, Ikegami demuestra con hechos que es uno de los grandes maestros actuales del dibujo en blanco y negro, especialmente a la hora de dibujar primeros planos, unos primeros planos a los que es capaz de dotar de un realismo tan impresionante que llegas a plantearte si estás frente a un dibujo o frente a una fotografía. Pese a todo, algunos otakus (y “críticos”) lo acusan de irregular, de intercalar unas viñetas espléndidas junto a otras sencillamente correctas... y quizás no les falte razón. De todos modos, las habilidades de Ikegami para el género negro, tratado en mangas como el que nos ocupa, es mucho más que apropiado y en bastantes ocasiones, sencillamente sobresaliente.
"El final se avecina hermano..."
EL GUIONISTA
Buronson, o también podríamos decir Yoshiyuki Okamura o Sho Fumimura, nació en Nagoya en el año 1947. Después de abandonar su trabajo en la aviación japonesa, entró a formar parte como asistente del equipo técnico de Hiroshi Motomiya, uno de los más reputados mangakas. Pero Buronson pronto comenzó a volar en solitario mostándose como uno de los mejores guionistas en la temática de la acción y la violencia, valgan sus dos ejemplos más significativos: El puño de la Estrella del norte, que narraba la lucha por la supervivencia de su protagonista, Kenshiro, en un mundo post apocalíptico, y Santuario, ya mencionada anteriormente. Por desgracia ambas series fueron publicadas y cortadas en España de la mano de Planeta (afortunadamente Santuario fue publicada más tarde de forma íntegra por Otakuland), a pesar de todo Buronson consiguió alcanzar cierto prestigio en nuestro país, la prueba es que han aparecido varios títulos firmados por el de Nagoya: Japón, de la editorial Mangaline, y el manga que aquí os comento, Strain.
Sin lugar a dudas Buronson es el hombre indicado para realizar este tipo de historias, puesto que domina a la perfección los principios de un género no muy popular en los últimos tiempos, pero que siempre ha contado con una considerable legión de adeptos. Adeptos que no olvidan, ni olvidarán los buenos momentos que han vivido gracias a este guionista que no ha sido todo lo bien valorado que se merece en nuestro suelo, debido precisamente, a la temática que suele aplicar a sus obras.
EL RESULTADO DE TODO ESTO
Strain, no es la gran obra maestra de sus autores, sin embargo este manga mantiene las premisas que ambos mostraron en Santuario, esto es, acción, violencia, luchas de poder, intrigas, y momentos de una gran belleza, especialmente cuando hablamos del personaje de Shion, una niña que representa el fin de la inocencia o si queréis llamarlo de otra manera la inocencia perdida, la situación en la que vive la obliga prostituirse (aunque con escaso éxito) para poder mantener a su madre moribunda, y como no, a sí misma, mientras espera que lleguen tiempos mejores o que aparezca algún ángel salvador como podría ser Mayo... pero Mayo no es precisamente un ángel, su pasado y su presente le impiden serlo, si bien no queda excluída la esperanzadora posibilidad de que sea su “salvador”. En definitiva, una historia muy recomendable, que tiene como principal lastre la brevedad de la misma ya que la historia quizás habría dado para algo más, de todas formas no deja de ser una agradable opción dentro de un mercado como el español.
Y como punto final para los que estéis interesados en compraros la última creación de Buronson e Ikegami indicaros que fue editada por Planeta dentro de la exitosa en temática, pero triste en formato de publicación, Biblioteca Pachinco a eso de 4.50€ cada uno de los nueve números (es decir que serían unos cuatro tomos japoneses, ¡demos gracias a esta editorial por alargarnos la duración normal de las colecciones y también porque así nos sale más caro! (apreciese el tono irónico)). Así que ya sabéis, si tenéis estómago y os gustan las historias fuertes Strain os está esperando, seguramente no os arrepentiréis.
Portada del nº1 de la edición española.
*Artículo aparecido por primera vez en la revista Shirase. Autor del original: yo mismo. Corrección y actualización para este blog: yo también.
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